Jueces virtuales para resolver demandas judiciales: la I.A. llega a los tribunales

by iat20

¿Sabías que en algunos países ya se están implantando jueces virtuales para resolver los litigios más sencillos? Es el caso de China y Estonia, donde ya se han desarrollado inteligencias artificiales para dictar sentencias en casos judiciales sencillos, sobre todo en las demandas de cantidad. Un paso más en la automatización de trabajos que, en este caso, añade todavía más responsabilidad a la tecnología.

La inteligencia artificial en los procesos judiciales

Hasta el momento, la inteligencia artificial en Derecho se usaba principalmente para facilitar las tareas de documentación, organización y selección de la información. Las tecnologías aplicadas a este campo permiten analizar el lenguaje para prestar ayuda a jueces y abogados, por ejemplo a la hora de reunir información sobre casos, precedentes, leyes o sentencias anteriores.

Sin embargo, en algunos países ya se quiere ir más allá, y dejar en manos de inteligencias artificiales la resolución de los litigios más sencillo. Tenemos dos ejemplos en China y Estonia.

China, pionera en jueces virtuales

El gigante asiático ha sido el primer país en automatizar estos procesos judiciales mediante el uso de una inteligencia artificial que, además, tiene apariencia humana.

Desde el Gobierno chino se ha puesto en marcha el denominado Tribunal de Internet de Pekín, un juzgado en línea en el que los casos judiciales son analizados y resueltos por jueces virtuales. Una I.A. que, por cierto tiene apariencia y voz de mujer y es capaz de imitar los gestos y expresiones faciales del ser humano.

El objetivo es que esta inteligencia artificial llegue a resolver litigios por sí misma, sobre todo lo más sencillos. De momento, está todavía en un primera fase en la que se limita a funcionar como apoyo a los jueces humanos.

Para asegurar la trazabilidad y veracidad de las decisiones que toma, se ha desarrollado el llamado Sistema de Cadena de Equilibrio, mediante el cual se puede comprobar que la obtención y conservación de pruebas electrónicas se realiza de acuerdo a estrictas normas de seguridad.

Esta jueza virtual tiene además la capacidad de analizar casos judiciales anteriores y verificar en tiempo real la aplicación de la jurisprudencia. Desde la Administración china se afirma que muy pronto esta I.A. será capaz de ahorrar trabajo a los jueces realizando tareas mecánicas e incluso resolviendo litigios en los que sea importante el análisis de tecnologías inteligentes basadas en imagen y sonido.

El proyecto del Gobierno de Estonia

Otro de los países que trabaja para la implantación de jueces virtuales que funcionan mediante inteligencia artificial es Estonia. Se trata de un proyecto desarrollado por Ott Velsberg, actual director de datos del Gobierno estonio.

Es un sistema que funciona, básicamente, de la misma manera que el chino. Se basa en la creación de jueces robot que se encargue de ahorrar tiempo a los humanos.

Las partes implicadas en los juicios enviarán sus pruebas virtuales, y será la inteligencia artificial quien se encargue de analizar esta información y emitir un veredicto.

El proyecto se ha puesto en marcha con la finalidad de agilizar el atascado sistema judicial estonio, y dar salida a los cientos de casos que todavía esperan ser resueltos. Eso sí, en un principio estos jueces virtuales solo se encargarán de resolver litigios sencillos por demandas de 7.000 euros como máximo.

Un juez robot, ¿más justo que un juez humano?

Los expertos afirman que la inteligencia artificial ayudará a que el procesamiento de la información sea más justo, al no intervenir el factor humano. Sin embargo, para la creación de la base de datos de la inteligencia artificial, se han de crear unos algoritmos y se ha de introducir una información en la I.A.

Entonces, ¿qué ocurre si los datos introducidos son falsos o inexactos? ¿Y si los algoritmos otorgan predominancia a unos datos obre otros? Parece que la objetividad absoluta sigue siendo imposible, y que no se puede evitar al 100% que se haga un uso incorrecto o malintencionado de esta información.

Un ejemplo es el algoritmo COMPAS, el cual se lleva usando más de 20 años en Estados Unidos para determinar la posibilidad de reincidencia de un delincuente. Este programa analiza la probabilidad de que un recluso sea reincidente en base a 137 parámetros.

A pesar de ello, se ha demostrado que su tasa de acierto es del 65%, similar a la de un ser humano. Además, causó un gran revuelo cuando se descubrió que sus algoritmos aplicaban un sesgo racista que aumentaba la tasa de positivos en los casos de ciudadanos afroamericanos.

¿Qué opinas? ¿Estarías dispuesto a aceptar que una máquina te juzgase? ¿Crees que estos jueces virtuales se podrían implantar en más países a corto o medio plazo?

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